sábado

Espejo humeante:

Tezcatlipoca, cuyo significado literal es "Su humear del espejo", hace referencia a una muy antigua técnica para conocer el verdadero yo y llegar a la esencia primordial del ser. Esta consiste en mirar el propio rostro en un espejo de obsidiana, a determinada hora de la noche y a la luz del fuego de un ocote.
Quienes lo han experimentado saben que después de un tiempo, cuando el cuerpo esta relajado y la mente quieta, en la superficie del espejo aparecen ondanadas de humo en constante movimiento, lo cual activa ciertas neuronas que permiten percibir sensaciones y estados extracotidianos. Para ello, es preciso rasgar las nubes de humo, cruzar la barrera brumosa y observar los signos ocultos que se despliegan formando una insólita geometría en la que no existe tiempo ni espacio, un mundo vivo de fuerza y poder, inmerso en el rojo y el azul de un crepúsculo armonioso.
A partir de allí, es posible acceder a otros niveles de consciencia, a diferentes planos o regiones, anulado ya el sentido de individualidad.
Y en ese mundo metafísico, superados los sentidos y la razón, es posible comprender el perfecto orden del universo y nuestra esencia como parte integrante del todo con una misión específica en la obra cósmica.
Más allá, quizá se logre el gran vacío que todo lo llena y aun más, la iluminación.
Esta obra esta integrada por una serie de relatos, como otras tantas alegorías del camino hacia Tezcatlipoca, aun cuando todavía existe mucha bruma en el reflejo.
Bruma en el reflejo; Prefacio: Francisco Lerdo de Tejada